Era lógico que hoy escribiera, ha llegado el día, la festividad de San Sebastián.
Ya lo hice en diciembre de 2018 hablando del estado de la ermita de San Sebastián [ver aquí], en agosto de 2019 sobre el interés de unos y otros por su arreglo [ver aquí], y en diciembre de 2019 sobre el paso adelante que dio la Hermandad [ver aquí].
Hoy, casi como manda la tradición, la Hermandad, al son del tambor, ha recogido al alcalde y al sacerdote, y se ha dirigido a la ermita de San Sebastián. Allí ha tenido lugar la misa. Después, una breve procesión alrededor de la ermita a causa del mal tiempo. Y justo antes de entrar de nuevo, el tradicional «baile» de la bandera.
Y, ¿qué pasó con el mal estado de la ermita? Al final, por ahora y para ahora, se ha limpiado, se ha pintado casi en su totalidad y las rajas han aparecido tapadas. Componentes de la hermandad, según parece, son los artífices de tal gesta.
¿Qué nos debe sentir orgullosos? Que existan personas interesadas en proteger nuestro patrimonio, nuestra historia, nuestras fiestas.
¿Qué nos debe preocupar ahora? El «por ahora y para ahora«.