No, no me gusta el fútbol, pero sí, a mis hijos sí. Y ahí se explica que yo ya no tenga sábados. Esto de ser padre de futbolista no se lo deseo a nadie, jeje.
Ahora, eso sí, también hay veces que disfrutamos tanto o más que ellos. El sábado pasado fue el último partido de la liga benjamín, donde juega el mío. Pero esta vez, a diferencia de otros años, íbamos los primeros. Y además, jugábamos con los segundos, si no nos metían más de tres goles seríamos campeones de la liga.
No, no me gusta el fútbol, pero esto era otra cosa. ¡Qué tensión!
La afición del pueblo iba preparada, pancartas, pompones, … y todos concienciados de que íbamos a ganar. Al final empate, así que sí, campeones de liga. ¡Olé, a celebrarlo!
Recorrido por las calles del pueblo dando la noticia a bocinazo limpio y a comer. Es una pena que este tipo de días de convivencia no se repita más a menudo entre padres e hijos. Aumentaría la amistad, disminuirían los malos rollos, y seríamos más sociales.
¿Os he dicho que no me gusta el fútbol? Pues después del café… partidazo de padres contra hijos…
Mi sitio es la defensa. No estuvo mal, quitando el guantazo que le di, sin querer, al delantero que venía con la pelota… También estuve de portero, dos minutos, y efectivamente, dos goles. No sé, mis compañeros decidieron que siguiera de defensa. Todo bien, hasta que me he levantado esta mañana…
Aquí la foto tras el partido:
Hoy han jugado los senior, y les han hecho ‘el pasillo’:
No me gusta el fútbol, pero está guay ver disfrutar a tus polluelos.
[Publicado en http://17pueblos.es]