Un año llevamos de pandemia, de restricciones, de confinamientos, de miedos, de precauciones. Ya parece que queda menos para que todo acabe, aunque solo sea una forma de hablar, sin mucho contenido.
Y durante todo este año, se han ido proponiendo diferentes iniciativas para que los vecinos participen desde su casa, por aquello de que mientras menos nos juntemos, mejor. Como es lógico, algunas han tenido más éxito que otras.
La última propuesta ha sido celebrar el Día de Andalucía colocando una bandera en la fachada. El Ayuntamiento las ofrecía a cambio de un euro que iba destinado a la Asociación Española Contra el Cáncer. Todo un éxito, si en el pueblo hay unas 500 casas, más de 400 se han repartido. Aunque, lo mejor, para mí, es que, además, se han colocado.
Creo que varios factores se han unido para que haya tanta unanimidad a la hora de mostrar orgullosos nuestra bandera, símbolo de nuestra tierra, pero lo importante es el resultado, y ha sido espectacular.
Ahora bien, más espectacular ha sido la repercusión. Alguien dijo «¿tan pocas cosas se hacen por el Día de Andalucía que se fijan en un pueblo que pone banderas en sus balcones?«. Pues sí, es raro.
Nos han llamado de otros lugares para alabar la iniciativa, de medios de comunicación comarcales para saber de ella (Radio Luna Ser, 26 de febrero), provinciales para publicar un reportaje (El Día de Córdoba, 24 de febrero), regionales para otro reportaje (Canal Sur TV, 26 de febrero), y personas como Javier Aroca o Antonio Manuel se han hecho eco en sus redes sociales de este hecho. Una locura, una maravilla.
Hace un año, con el confinamiento domiciliario, comenzaron las propuestas para participar desde casa. Así, en marzo, se animaba a realizar dibujos con mensajes positivos «en la lucha contra la COVID-19». Cuarenta dibujos participaron, muy bien.
Poco después, otra propuesta que parecía más atractiva, pero la participación fue mínima, solo tres participantes. Había que realizar una torre como la de Pedroche a partir de cuerpos geométricos recortables. Y no solo yo entendía que era atractiva, también tuvo repercusión en los medios de comunicación provinciales (El Día de Córdoba, 27 de marzo de 2020). En fin, muy agradecido por los participantes, que lo hicieron estupendamente.
En San Juan, ¿y si tocamos el cencerro, como es tradición, desde la puerta de nuestra casa? Dicho y hecho.
Ya por esas fechas, y en verano, las precauciones se relajaron y se fueron haciendo actividades presenciales, pero de esas ya hablaré en otra ocasión.
En septiembre, se propuso grabar y fotografiar el espectáculo pirotécnico que tuvo lugar en la mismísima torre parroquial el 7 de septiembre. De nuevo, un éxito absoluto, ¡283 fotografías recibidas! No sé si sería porque se daba una taza de regalo a todos los participantes, pero da igual.
La locura de participación también llegó con la celebración de San Antón, patrón de los animales. «Enviadnos fotografías con vuestra mascota» dijimos. ¡234 fotografías!
Y el desastre vino con la idea que se enviaran vídeos desde casa celebrando el carnaval. Dos vídeos llegaron. Es lo que tiene hacer propuestas sin parar, que unas funcionan y otras no. Unas por otras.
También, se animó a hacer deporte en casa, tanto para los más pequeños como para mayores. Y en Navidad, se enseñó a hacer diferentes manualidades navideñas a través de unos vídeos explicativos.
Por último, quisiera hablar de lo que surgió también en confinamiento, que no estaba previsto, ni fue organizado por el Ayuntamiento (como lo anterior), pero que tuvo un resultado emocionante.
Alguien me envió una fotografía antigua y la publiqué, y pregunté sobre ella, y sugerí que me enviaran más. Una tras otra, al final reuní 258 fotografías que me iban llegando a diario durante marzo y abril. Saber que principalmente personas mayores del pueblo estaban a diario pendientes de estas fotos, y que esto servía también de entretenimiento en días difíciles, era sencillamente extraordinario.
Total, propuestas para hacer cosas en común, estando cada uno en su casita, que es lo que toca.