Este sábado, 14 de diciembre, vamos a recorrer las trincheras que existen en Pedroche, construidas durante la Guerra Civil.
Ahí han estado, efectivamente, desde que se construyeron. Los que habían trabajado en esas fincas, ganaderos, canteros, los cazadores, los que buscaban espárragos, y seguramente otros más sabían de ellas, pero no era público, no eran conocidas, no estaban «fichadas». Yo, por lo menos, que nada de lo anterior he hecho por ahí, no las conocía.
Sin embargo, hace unos meses me topé con este extracto del acta de una sesión del Pleno del Ayuntamiento:
31 de mayo de 1947
Después se dio lectura a una instancia presentada por XXX de estos vecinos en la que dice que para una profesión de tejero necesita mucha tierra de que carece y habiéndose informado y visto que en las trincheras construidas por los rojos en la dehesa de estos Propios puede recogerse bastante haciendo beneficio a la finca puesto que ha de facilitar el cultivo de lo que ocuparse, interesa permiso para extraer la tierra arcillosa en ella existente y con la no necesaria tapar los barrancos que están haciendo bastante perjuicio. La Corporación después de deliberar sobre ello, acordó unánimemente acceder a lo que se solicita pero con la debida inspección de los guardas de la finca para tener al corriente a la Presidencia de lo que se hace, la que impedirá este permiso si el peticionario no se sujetase a lo estrictamente interesado.
Fuente: Archivo Munipal de Pedroche
El vicio en estos menesteres y el poco conocimiento que uno tiene hicieron dar con ellas rápidamente. Fui a visitarlas una vez, hice tropecientas fotos, y se las mandé al que más sabe de esto. Y volví a visitarlas con él.
¿Es posible estar dos horas viendo trincheras y aprendiendo de ellas? Sí es posible.
Ahora ya se conocerán, formarán parte de una colección de rutas con fines turísticos, y seguramente de futuros libros de historia. Por ahora, este sábado las visitaremos, y de la mano de ese, el que más sabe, Manuel Vacas, profesor/historiador/investigador.
Ahora no digo nada, ni dónde, ni cuándo, ni por qué, ni cómo, ni quién (bueno, eso sí, los «rojos»). Después.
Eso, salimos a las 10 de la mañana de la Plaza de las Siete Villas. Andamos seis kilómetros y listo. Después volvemos, claro.